O SORRISO DE PANDORA

“Jamais reconheci e nem reconhecerei a autoridade de nenhuma pretensa divindade, de alguma autoridade robotizada, demoníaca ou evolutiva que me afronte com alguma acusação de pecadora, herege, traidora ou o que seja. Não há um só, dentre todos os viventes, a quem eu considere mais do que a mim mesma. Contudo nada existe em mim que me permita sentir-me melhor do que qualquer outro vivente. Respeito todos, mas a ninguém me submeto. Rendo-me à beleza de um simples torrão de terra, à de uma gotícula de água, à de uma flor, à de um sorriso de qualquer face, mas não me rendo a qualquer autoridade instituída pela estupidez evolutiva da hora. Enfim, nada imponho sobre os ombros alheios, mas nada permito que me seja imposto de bom grado Libertei-me do peso desses conceitos equivocados e assumi-me como agente do processo de me dignificar a mim mesma, como também a vida que me é dispensada. Procuro homenageá-la com as minhas posturas e atitudes e nada mais almejo. É tudo o que posso dizer aqueles a quem considero meus filhos e filhas da Terra. “ In O SORRISO DE PANDORA, Jan Val Ellam

quinta-feira, julho 12, 2018

HISTÓRIA E MITOS II




“Na pessoa de Enheduana, estamos na presença de uma mulher que foi ao mesmo tempo princesa, sacerdotisa, poeta, enfim, uma personalidade que estabeleceu padrões em todos os três papéis que desempenhou por muitos séculos que se sucederam, e cujos méritos foram reconhecidos muito depois, como tantos fatos que marcaram a cultura e civilização mesopotâmicas”
W. Hallo and J.J.A. van Djik, The Exaltation of Inanna.


Enheduana, a primeira escritora na história a assinar a autoria de suas obras



Enheduana, Princesa Lunar Acádia, filha de Sargão (2334-2279 a.C.), “Rei de Acádia, comissário de Innana, Rei de Kish, sacerdote de Anu, governador de Enlil”, fundou o primeiro Império do mundo (posteriormente seria a Babilônia), entre Pérsia e o Mediterrâneo. Nascida cerca 2300 a.C., é a primeira pessoa a colocar seu nome em uma obra que estão preservados na história da literatura.

As evidências da obra desta sacerdotisa literata, erudita e notável poeta que temos disponíveis incluem um ciclo de três hinos à deusa Inana e um ciclo de 45 hinos de templo. Escolhida por seu pai Sargão, Enheduana começa uma tradição que vai perdurar por cerca de 500 anos, através da qual o rei vigente instalava sua filha como Alta Sacerdotisa de Nana, o deus da Lua, em Ur. Inana é o grande regente do tempo, da passagem das estações, da fertilidade da terra e do sangue sagrado de todas as mulheres.

Por 500 anos após Enheduana, temos nomes registrados em tábuas de argila de princesas que desta forma exerceram tanto poder religioso como secular em Ur, algo ainda não atingido pelo sexo feminino no século XXI. Enheduana teve importante papel teológico na Suméria. Ela foi a autora de dois ciclos de hinos escritos em honra dos templos da Suméria, expressando portanto o desejo de unidade cultural, tão importante para o império em formação de seu pai.

Os poemas de Enheduanna estão dirigidos a deusa Suméria do amor, Innana: Ela fala a uma deidade que as vezes traz a felicidade e as vezes o desastre sobre a Terra.
Estas sete estrofes pertencem a um só poema, chamado “A exaltação de Enheduanna a Innana”, que contem um total de dezoito. Representam uma mostra parcial de seu estilo poético, e podem completar-se em uma segunda apresentação, mais adiante.

Todos estes hinos são em parte poemas narrativos. A imagem da deusa Inana é sempre a de uma deusa forte, poderosa, unificadora, tal qual a imagem que Sargão e seu império queria e foi bem sucedida em propagar.

Sem dúvida, como filha de um grande monarca e a primeira princesa a ser instalada no posto de Alta Sacerdotisa, Enheduana gozava de invejável posição e autoridade. É também extremamente estimulante ver a espontaneidade, paixão e técnica de seus escritos, que nos deixam um testemunho precioso de uma mulher que detinha poder tanto temporal como espiritual, além de ser grande poeta e gozar de considerável erudição.

O primeiro artefato descoberto com inscrições sobre sua existência é um disco (Figura 1), que foi descoberto por Sir Leonard Woolley em 1925.

Na Universidade de Yale estão guardados um disco de 25 cms. de diâmetro, em rocha calcária (Figura 1), em que aparece a imagem de Enheduanna acompanhada por três mulheres, e as tábuas cuneiformes em que estão escritos estes versos:














“LA EXALTACION DE ENHEDUANNA A INANNA”


l. INNANA Y LAS ESCENCIAS DIVINAS

Señora de todas las escencias, luz plena,
buena mujer vestida de esplendor
a quien el cielo y la tierra aman,
amiga de templo de An,
tu llevas grandes ornamentos,
tú deseas la tiara de la alta sacerdotisa
cuyas manos sostienen las siete escencias,
O mi señora, guardiana de todas las grandes escencias,
las has escogido y colgado
de tu mano.
Has reunido las escencias sagradas y las has puesto
apretadas sobre tus pechos.

2. INANNA Y AN

Como un dragón has cubierto el suelo
de veneno.
Como el trueno cuando ruges sobre la tierra,
árboles y plantas caen a tu paso.
Eres una inundación descendiendo desde una montaña,
¡Oh primaria,
diosa lunar del cielo y de la tierra!
Tu fuego sopla alrededor y cae sobre nuestra nación.
Señora montada sobre una bestia,
An te da cualidades, órdenes sagradas,
y tú decides.
Tú estás en todos nuestros grandes ritos.
¿Quién puede entenderte?

3. INNANA Y ENLIL

Las tormentas te prestan alas, destructora de nuestras tierras.
Amada por Enlil, tú vuelas sobre nuestra nación.
Tú sirves a los decretos de An.
Oh mi señora, al oir tu sonido,
colinas y llanuras reverencian.
Cuando nos presentamos ante tí,
aterrados, temblando en tu clara luz tormentosa,
recibimos justicia.
Nosotros cantamos, nos lamentamos, y lloramos ante tí
y caminamos hacia tí a través de un sendero
desde la casa de los enormes suspiros.

4. INANNA E ISHKUR

Tú lo derribas todo en la batalla.
Oh, mi señora sobre tus alas
llevas la segada tierra y embistes enmascarada
en una atacante tormenta,
ruges como una rugiente tormenta,
truenas y sigues tronando, y resoplas
con vientos malignos.
Tus pies están llenos de inquietud.

En tu arpa de suspiros
yo escucho tu canto fúnebre.

5. INANNA Y LA ANUNNA

Oh, mi señora, la Anunna, los grandes dioses,
aleteando como murciélagos delante tuyo,
se vuelan hacia los farallones.
No tienen el valor de caminar
delante de tu terrible mirada.
¿Quién puede domar tu furibundo corazón?
Ningún dios menor.
Tu malevolente corazón está más allá de la templanza.
Señora, tu sedas los reinos de la bestia,
tú nos haces felices.
Tu furia está más allá de la templanza,
¡Oh hija mayor de Suen!
¿Quién te ha negado alguna vez reverencia,
señora, suprema sobre la tierra?

6. INANNA Y EBIH

En las montañas en las que no eres venerada
la vegetación está maldita.
Tú has convertido en cenizas sus grandes entradas.
Por tí los ríos se inflan de sangre
y la gente no tiene nada que beber.
El ejército de la montaña va hacia tí cautivo
espontáneamente.
Saludables hombres jóvenes desfilan ante tí
espontáneamente.
La ciudad danzante está colmada de tormenta,
conduciendo a los hombres jóvenes hacia tí, cautivos.

7. INANNA Y LA CIUDAD DE URUK

Has dicho tu sagrado mandato sobre la ciudad
que no ha declarado:
“Esta tierra es tuya,”
que no ha declarado:
“Le pertenece a tu padre y al padre de tu padre,”
y tú has bloqueado su paso hacia tí,
tu has alzado tu pie y abandonado
su granero de la fertilidad.
Las mujeres de la ciudad ya no hablan de amor
con sus maridos.
Por las noches ellos no hacen el amor.
Ya no están desnudas delante de ellos,
revelando íntimos tesoros.
Gran hija de Suen,
impetuosa vaca salvaje, suprema señora comandante de An,
¿quién se atreve a no venerarte?


DEl “HIMNO A INANNA”

Señora de todos los poderes
En quien la luz aparece,
Una luz radiante
Amada por Cielo y Tierra,
Tiara-coronada
Sacerdotisa del Más Alto Dios,
Mi Señora, tú eres la guardiana
De toda grandeza.
Tu mano sostiene los siete poderes:
Tú alzas los poderes de ser,
Tú los has colgado sobre tus dedos,
Tú has reunido los muchos poderes,
Los has abrochado ahora
Como collares sobre tu pecho.

****

Como un dragón,
Envenenaste el suelo-
Cuando le rugiste a la tierra
En tu trueno,
Nada verde podía vivir.
Una inundación cayó de la montaña:
Tú, Inanna,
Primera en el Cielo y en la Tierra.
Señora cabalgando una bestia,
Tú lloviste fuego sobre la cabeza de los hombres.
Tomando tu poder del Altísimo,
Señora de los grandes ritos,
¿Quién puede entender todo lo que es tuyo?

*****

Fue en tu servicio
Que entré por primera vez
En el templo sagrado,
Yo, Enheduanna,
La más alta princesa.
Portaba el canasto ritual,
Cantaba tu alabanza.
Ahora he sido arrojada
Al lugar de los leprosos.
Llega el día,
Y la luminosidad
Es oculta a mi alrededor.
Sombras cubren la luz,
La entapizan en tormentas de arena.
Mi bella boca sólo conoce la confusión.
Aún mi sexo es ceniza.

****

Oh, mi Señora
Bienamada del Cielo,
He dicho tu furia con verdad.
Ahora que su sacerdotisa
ha regresado a su lugar,
El corazón de Inanna se restaura.
El día es auspicioso,
La sacerdotisa está vestida
En hermosas túnicas,
En femenina belleza,
Como en la luz de la ascendente luna.
Los dioses han aparecido
En sus legítimos lugares,
El umbral del Cielo exclama “¡Salve!”
Alabanza a la destructora dotada de poder,
A mi Señora envuelta en belleza.
Alabanza a Inanna.

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